Cada día escuchamos que corren malos tiempos, y así es, pero como siempre corren peores aires para quienes viven en contextos especiales. Los campamentos de refugiados saharuis, es unos de ellos.
No tenían bastante con capear los recortes en la cooperación internacional, con esa paciencia que les ha procurado su situación de apátridas y de refugiados durante ya 38 años, en uno de los lugares mas inhóspitos del desierto del Sahara, sino que la población y su vida diaria se ha visto zarandeada por el problema de seguridad en la zona del Sahel.
Un antes y un después del secuestro de los cooperantes en octubre del 2011. Entraron los terroristas y lo hicieron hasta donde mas duele, hasta esa manera de ser de ellos, que aunque sedentarios por las circunstancias, siguen siendo nómadas en espíritu. Vulnerando la única libertad de sus habitantes, el poder ir y venir con total tranquilidad de una wilaya a la otra, de los campamentos a la zona liberada, de Argelia a Mauritania.
Hay desconfianza donde no la había, hay rabia por estar de nuevo en ese lado de la mala suerte, de los que sin saber como, de nuevo tienen mas que perder. Como dicen algunos “esos terroristas nos arruinaron la vida”, y desde luego que así lo perciben.
A pesar de que ya se notaban indicios de cansancio en los donantes por el hecho de ser refugiados de larga estancia, ha sido clara la disminución de las ayudas al desarrollo y acción humanitaria de la cooperación descentralizada, puntera desde tiempo atrás, así como de las agencias de Naciones Unidas que redujeron su presupuesto para la ejecución de sus programas.
Quizás solo haya que esperar más, ¡un poquito más! De eso saben tanto… Quizás la economía cambie, quizás cambien los corredores en los que se mueven los terroristas y traficantes, y dejen la zona tranquila para que recuperen su menguada libertad, pero libertad al fin y al cabo, quizás políticamente retomen su causa y vuelvan a casa.
Hasta entonces no queda otra que seguir, seguir alzando la voz para no caer en el olvido, de quienes estamos lejos, de los que desconocen su causa; y hay que seguir luchando, para que sus niños y niñas y sus jóvenes se unan al sentimiento de pueblo orgulloso, para que cuando preguntas ¿Cómo estás?, la contestación no sea ese “Bien, sin problemas”, que siempre dicen y que esconde tantas y tantas cosas que callan.
María Elena del Cacho
Coordinadora del proyecto del laboratorio
de medicamentos en los campamentos saharuis
*medicusmundi catalunya colabora con el pueblo saharaui desde el año 1992, facilitando que ellos mismos puedan fabricar medicamentos esenciales en el Laboratorio Mohammed Embarek Fakal·la, en Rabuni, capital de los campamentos de refugiados de Tinduf. Más información del proyecto aquí.
También sensibiliza sobre el conflicto saharaui en Catalunya, con charlas y exposiciones como “Hijos del sol y del viento” de Flaviano de Pablo y Paco Delgado, que puede verse estos días en Barcelona.