Como un hito en un largo proceso, el Grupo de Trabajo Abierto (GdTA), encargado por mandato de la ONU en 2012 de producir un conjunto de propuestas de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que han de sustituir a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), entregó su documento final “para la consideración y acción apropiada” de la Asamblea General de Naciones Unidas (AGNU). La propuesta incluye 17 objetivos de desarrollo (Objetivo 3: «Asegurar una vida sana y promover el bienestar de todos en todas las edades») y 169 metas. Y es una decepción.
Con su enfoque de proponer objetivos y metas a alcanzar «para el año 2030», el documento final es una lista de la compra de grandes ambiciones sociales: «Acabar con las muertes prevenibles de los recién nacidos y niños menores de cinco años» (objetivo 3.2); «lograr la cobertura universal de salud, incluida la protección financiera de riesgos, el acceso a servicios de salud esenciales de calidad, y el acceso a medicamentos esenciales y vacunas seguros, eficaces, de calidad y asequibles para todos » (3,8); «lograr el acceso universal y equitativo al agua potable, segura y al alcance de todos» (6.1); «garantizar el acceso universal a servicios de energía asequibles, fiables y modernos » (7.1)… y así sucesivamente. Comparto todas estas visiones y me encantaría ver el mundo transformado en 15 años en un mundo bueno para todos, pero no veo cómo los determinantes estructurales que están detrás de estas cuestiones se van a cambiar sólo mediante otra declaración de intenciones. La pregunta clave de qué hay que hacer para traducir las ambiciones en acciones, y quién es responsable de hacerlo, permanece sin respuesta. Los objetivos de «medios de implementación» añadidos a cada meta, que contienen intervenciones particulares dentro de cada sector, son sin duda insuficientes para este fin.
¿Es bueno o malo que el grupo de trabajo parezca a veces tener miedo de su propio coraje? Para objetivos tales como «poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y niñas en todas partes» (5.1) o «eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y niñas en las esferas pública y privada, incluida la trata sexual y otros tipos de explotación» (5.2), no hay ninguna indicación de que este objetivo deba alcanzarse en 2030.
No entraré más en los logros y fracasos específicos de la actual propuesta. Puedes leerla tú mismo (¡hazlo!) o echar un vistazo al análisis de Neva Frecheville. Permíteme simplemente repetir la conclusión de Richard Horton, en referencia al borrador cero del documento final ya publicados hace unas semanas: «¿Desarrollo sostenible? No. Más bien diríamos utopía. Los ODS son cuentos de hadas, vestidos con el lenguaje burocrático del narcisismo intergubernamental, adornados con los ropajes de la parálisis multilateral, y envenenados por el ácido del fracaso del Estado-nación. Sin embargo, se nos presenta como nuestro futuro. El objetivo de salud es una mezcla de más de lo mismo (los ODM “reiniciados”), enfermedades no transmisibles y cobertura universal de salud (nuevas y merecidas apariciones), y un extraño surtido de promesas sobre la esperanza de vida saludable, los medicamentos esenciales y la contaminación del aire. ¿Es esta lista de deseos negociada realmente lo mejor que podemos hacer? »
Horton propone a continuación una visión y un enfoque fundamentalmente distintos sobre la sostenibilidad. Otros comentarios insisten en objetivos de desarrollo enraizados y construidos alrededor de la desigualdad y los derechos humanos. Sin embargo, después de dos años del proceso post-2015 y con sus pasos finales ya programados, ya no es posible admitir su fracaso. “Reiniciar” no es una opción.
Así que, si realmente no podemos esperar un buen resultado, ¿es por lo menos el proceso post-2015 un avance respecto del pasado? Si nos fijamos en la extensión del debate sobre el desarrollo sostenible, podríamos estar de acuerdo. Pero, después de todo, los dos últimos años han profundizado sobre todo en la división dentro de la comunidad de desarrollo y sus sectores. Cuento con que los ganadores de la propuesta actual de ODS (y hay muchos de ellos que están viendo que su bebé – o llámalo “compartimento estanco” – está finalmente recibiendo la atención merecida), así como los perdedores (y, como te puedes imaginar, hay muchos de ellos, y los blogs y revistas ya están llenos de sus quejas) van a continuar su lucha por un lugar en la lista final de ODS y metas, presionando a los representantes de los países en las próximas reuniones de la AGNU. ¿Y qué pasa con los más de tres millones de «voces de la sociedad civil» recogidas en una plataforma de internet y con todos los documentos resultantes de cientos de consultas nacionales y temáticas? No confundamos estos acontecimientos con la gobernabilidad democrática. Mientras «la pobreza siga siendo tratada más o menos como un fenómeno natural, y no como el resultado de relaciones de poder desiguales» (Nadja Meisterhans) y mientras estas relaciones de poder permanezcan incontestadas a nivel nacional y global, estamos lejos de allí.
A luta continua.
Thomas Schwarz, Executive Secretary
Medicus Mundi International Network
Referencias:
- OWG outcome document, 19 July
http://sustainabledevelopment.un.org/focussdgs.html - “The World We Want 2015” platform
http://www.worldwewant2015.org/ - OWG report shoots but does it score? Neva Frecheville, Cafod
http://cafodpolicy.wordpress.com/2014/07/21/owg-report-shoots-but-does-it-score/ - An alternative model of governance. Nadia Meisterhans, medico international
http://www.dandc.eu/en/article/post-2015-agenda-should-be-based-alternative-model-global-governance - Why the Sustainable Development Goals will fail. Richard Horton
http://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736%2814%2961046-1/fulltext - More below, in the MMI updates on twitter and in our thematic guide “Health in the post-2015 UN development agenda”
https://twitter.com/mmi_updates