La sexta entrega de la campaña #PorelDerechoalaSalud la vamos a dedicar a una cuestión fundamental que también tratamos en nuestro vídeo: los determinantes sociales de la salud. Los ingresos de las familias, sus condiciones de trabajo, el medio ambiente, el medio social…… influyen en nuestra salud más que los factores genéticos y, además los estilos de vida, a los que a menudo se atribuye el estado de salud individual, están condicionados por estos determinantes. El sistema de salud es uno más de ellos.
Hablamos con Justo Calvo, representante de Medicus Mundi Catalunya en Ecuador, y coordinador de nuestros proyectos allí, sobre las condiciones de vida en la provincia de Bolívar, Ecuador, donde trabajamos con la sociedad civil y las administraciones en proyectos de desarrollo productivo local y de salud sexual y reproductiva y prevención de la violencia de género. Podría parecer que el primer tipo de trabajo no tiene nada que ver con nuestro tema principal, que es la salud. Pero, desde la perspectiva de los determinantes sociales, mejorar los ingresos, la alimentación y, en definitiva, las condiciones de vida de la gente tienen un gran impacto sobre la salud. Igualmente, el segundo tipo de proyectos, que trataremos en una segunda entrega, tiene que ver tanto con los determinantes sociales como directamente con la salud.
Justo nos explica que la provincia de Bolívar está situada en el centro-oeste del Ecuador. Tiene un clima variado que va desde el frío de los páramos (hasta cuatro mil metros de altura) hasta el calor de las zonas subtropicales y tropicales. El territorio es muy quebrado y montañoso, lo que dificulta mucho los desplazamientos, sobre todo en los inviernos lluviosos, generando, además, enormes riesgos para la salud de la población.
Un elevado porcentaje de la población, aproximadamente entre el 65% y el 70% vive en las áreas rurales y en viviendas muy dispersas. Por otro lado, un 25% de población es indígena, de la nacionalidad kichwa; se concentra en el cantón Guaranda.
Las principales actividades económicas de la provincia Bolívar se relacionan con la producción agropecuaria. En agricultura, gracias a los diferentes pisos ecológicos, presenta una gran variedad de productos, pero con bajos rendimientos, entre otras causas por la poca tecnificación y la escasa capacidad de inversión que tiene mayoría de las familias campesinas. En ganadería, la producción de leche tiene creciente importancia, principalmente en las partes altas, donde se destaca la elaboración de quesos y otros derivados lácteos. El porcentaje de población económicamente activa ocupado en estas actividades agro-productivas supera el 60%.
En consecuencia, y debido también a otros condicionantes, como la falta de inversión realizada por los gobiernos de turno, o las deficientes infraestructuras y servicios disponibles, los índices de pobreza y extrema pobreza de consumo, así como el índice de pobreza por Necesidades Básicas Insatisfechas que presenta la provincia son mucho más altos que la media nacional, lo que convierte a Bolívar en la más pobre entre todas las provincias de la Región Andina y la tercera más pobre a nivel nacional.
También Bolívar presenta los peores indicadores del país en cuanto a analfabetismo y analfabetismo funcional, con las consecuencias que eso tiene para la salud y para el desarrollo local.
Los datos no son mejores si hablamos de salud y desnutrición crónica. El promedio provincial de desnutrición crónica en niños/as menores de 5 años es del 61,2% frente al, de por sí ya muy alto, promedio nacional del 45,1%. La mortalidad neonatal es de 3,2 niños/as fallecidos por cada 1.000 nacidos/as vivos/as, pero seguramente son muchos más, pues sólo se recogen los datos de niños/as fallecidos en Unidades de Salud.
En cuanto a servicios públicos de salud con posibilidad de internación de los/as pacientes, sólo se cuenta con 5 en toda la Provincia. Hay 14.4 médicos, 5.3 enfermeras y 9.5 auxiliares de enfermería por habitante, por debajo de la media nacional y regional. A pesar de contar con cuatro hospitales, el número de camas es muy bajo, la cobertura es deficiente y peor aún la dotación de especialistas.
Las desigualdades sociales entre áreas urbanas y rurales se están incrementando; la consecuencia de ello es una alta migración de jóvenes hacia las grandes ciudades en busca de empleo. Hay pocas políticas públicas locales que impulsen el desarrollo de las comunidades.
En el sector productivo, destacan algunos problemas como la abundancia de minifundios, la baja productividad, los suelos deteriorados y poco fértiles, la subutilización del agua, la deficiente aplicación de técnicas productivas, el escaso desarrollo tecnológico, la baja capacidad de inversión de las familias productoras y los elevados niveles de migración. A ello habría que sumar la incertidumbre en los precios de los productos agropecuarios, siempre tendiendo a la baja sobre todo en época de cosechas, la larga cadena de intermediarios existente debido a la falta de centros de acopios asociativos, y la débil organización de los/as pequeños/as productores/as.
El Programa Alianzas para el Desarrollo de Bolívar, impulsado por Medicus Mundi Catalunya y las organizaciones ecuatorianas FEPP, IEDECA y MCCH, procura el desarrollo socio-económico, enraizado sólidamente en el fortalecimiento del tejido económico y productivo, a través del impulso de los Circuitos Económicos Locales Sociales y Solidarios (CESS) y el fomento de sus cadenas de valor para cada una de las cuatro zonas de desarrollo en que interviene: los cantones Echeandía y Las Naves y las parroquias Simiátug y San Luis de Pambil, del cantón Guaranda. Cada uno de estos territorios se ubica en un piso altitudinal y agroecológico diferente: respectivamente, trópico húmedo, trópico seco, páramo andino y subtrópico húmedo.
La lógica de esta estrategia se basa en que si la Cadena Productiva pasa a ser Cadena de Valor, y si el Circuito Económico de Poder pasa a ser Circuito Económico Social y Solidario, entonces los beneficios generados se redistribuyen de modo que no quedan únicamente en unos eslabones y para unos actores, sino que se reparten de una manera justa entre todos. Esto quiere decir que un funcionamiento eficiente y social de la Cadena y del Circuito Económico conduce a incrementar el nivel de satisfacción de las necesidades básicas de las familias productoras, resolviendo progresivamente sus problemas.
En esta segunda fase del proyecto, igual que en la primera, el modelo de desarrollo del PAB parte de la idea de que los procesos de desarrollos locales, territoriales, no se pueden impulsar con acciones aisladas, sino que las diferentes acciones tienen que estar realmente integradas entre sí: cada una debe potenciar la otra y todas al conjunto.
Estas acciones son:
- El aprovechamiento adecuado de los sistemas de agua de una manera justa y equitativa para las familias campesinas. Se puede afirmar con certeza que los únicos sistemas de riego que han logrado financiación, en la provincia Bolívar, al menos en los últimos diez años, son aquellos que han sido impulsados desde el Programa Alianzas para el Desarrollo d Bolívar.
- Producción agropecuaria mediantes SIPA’s (Sistemas Integrales de Producción Agropecuaria) según los diferentes pisos ecológicos y en conexión con los mercados, aumentando la rentabilidad de las familias, la diversidad de los cultivos, el mejoramiento del ambiente y la soberanía y seguridad alimentarias.
- Empresas y comercialización de productos. Se fomenta un modelo comercial con enfoque de mercado justo, mediante la generación de procesos de calidad, a nivel de productos y de iniciativas empresariales.
- El fomento y la consolidación de las Finanzas Populares al servicio de la población y los emprendimientos locales productivos y empresariales.
- La organización y participación ciudadanas.
Los resultados han sido la generación de mayores ingresos para las familias productoras beneficiarias de la intervención, logrando salir del umbral de la pobreza, la creación de más oportunidades de empleo, una buena integración territorial, una mayor y más activa participación ciudadana, mayor responsabilidad en el liderazgo de los gobiernos locales, un tejido y entorno social motivador e innovador y, sobre todo, una sociedad menos vulnerable y más inclusiva.