En la última reunión de la Asamblea Nacional de medicusmundi, celebrada en Teruel el pasado 21 de junio, el presidente de la organización, el doctor Enrique Revilla, hizo pública su decisión de cesar en el ejercicio del cargo, sin perjuicio de su firme intención de seguir vinculado al proyecto y prestarle todo su apoyo como un voluntario más.
En este mismo acto, la Asamblea designó a Eduardo García Langarica como nuevo presidente de la ONG. Eduardo es médico, titular de Atención Primaria en la localidad de Salvatierra/Agurain, y se incorporó a medicusmundi Álava en 1992, donde participó en la formación de la Federación de Asociaciones Medicus Mundi España.
Queremos compartir con todos vosotros su primera entrevista como presidente de medicusmundi:
¿Desde cuándo estas vinculado a medicusmundi?
Me incorporé a medicusmundi Alava en 1992. Siempre he estado en la comisión de Sensibilización y Educación para el Desarrollo, además de en la Junta de la asociación y la he presidido en dos “mandatos”. También he estado en la Junta de Gobierno de la Coordinadora de Euskadi en dos ocasiones, en el primer Consejo de Cooperación de Euskadi y ahora represento al consejo de cooperación del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz en el Consejo Social.
¿Cómo has visto la evolución de las ONGD?
Al principio se pasó de un modelo de cooperación basado en cubrir las llamadas “necesidades básicas” (educación, salud, comida…) a otro centrado en el desarrollo humano, al que posteriormente se le añadió el término sostenible. Hoy estamos asistiendo a un retroceso al paradigma anterior, incluso al de las necesidades básicas, basado en el crecimiento económico, en el supuesto que si la economía crece se “derramará” sobre toda la sociedad. Esto ya se demostró falso en los años 70 y 80, así que no sé cómo van a conseguir que ahora se cumpla.
Las ONGD, sobre todo las que ya llevamos tantos años como medicusmundi, hemos pasado de hacer pequeños proyectos asistenciales financiados con fondos propios provenientes de cuotas de socios, donativos o recaudaciones a través de exposiciones o cosas así, a crecer sobre todo en complejidad técnica y en capacidad de ejecución de proyectos cada vez más grandes, gracias a la entrada de la financiación pública. Al mismo tiempo, hemos aprendido que si de verdad queremos acabar con la pobreza y resolver la desigualdad que define la sociedad actual, no vale con proyectos de cooperación, que es más importante cambiar estructuras sociales en el llamado norte, por eso hemos ido dedicando más esfuerzo a la sensibilización y a la educación al desarrollo y ahora además a la búsqueda y propuesta de alternativas (comercio Justo, Consumo Responsable, Banca Ética, Soberanía Alimentaria, Decrecimiento…) al modelo social basado en el consumismo, insostenible social y medioambientalmente.
También hemos aprendido que hay muchos “sures” en el norte, de la misma manera que hay nortes en el sur, que si somos coherentes con lo que decimos no podemos defender la Cobertura Universal en Salud a través de Sistemas Públicos de Salud para Mozambique por ejemplo y no hacerlo para España, donde se tiende a la privatización y a no cubrir a todas las personas. Esto nos debe llevar a mantener posturas más “políticas” de crítica a lo que hacen los gobiernos aquí y allí en contra del derecho a la salud, a denunciar políticas injustas que aumentan la desigualdad. También nos debe llevar a unirnos a todos los movimientos sociales que defienden que otro mundo no solo es posible sino imprescindible y cada día más urgente. Hablo de organizaciones medioambientales, sociales, de defensa de derechos como la salud, la educación, los derechos de los inmigrantes, etc. En definitiva, debemos integrarnos en los llamados Movimientos Sociales Emancipadores que proponen esas alternativas al modelo social de las que he hablado antes.
Eduardo, acabas de asumir la presidencia de una organización que lleva 50 años trabajando por el Derecho a la Salud, ¿qué implica para ti a nivel personal?
Una responsabilidad enorme y un reto ilusionante. Estos cargos siempre tienen su carga, especialmente de responsabilidad. De momento ya cuesta dormir igual de bien que hace unas semanas pero espero irme relajando con el tiempo y que al final lo que quede sea el reto y sobre todo ser capaz de afrontarlo
¿Qué retos/objetivos te marcas?
Que cuando acabe mi mandato de dos años, medicusmundi siga siendo al menos lo que es hoy, una ONGD de referencia en cooperación en salud. Por otro lado, que la nueva visión de la cooperación que queremos hacer y que hemos definido en el proceso de reflexión que cerramos en El Escorial en marzo y ahora en la Asamblea de Teruel, nos permita crecer como Federación y a cada una de las asociaciones miembro, no tanto en cuanto a los proyectos o programas que llevemos adelante o al dinero que seamos capaces de gestionar, sino como focos de desarrollo humano para cada uno de nuestros socios, voluntarios, trabajadores de medicusmundi y, como no, para todos los beneficiarios de nuestras acciones y las organizaciones del sur con las que trabajamos.
Seguimos inmersos en una situación difícil en la que solo oímos hablar de recortes, riesgo, crisis… ¿es un buen momento para ser presidente de medicusmundi o hubiese sido más fácil no aceptar la propuesta?
Quedarse en casa siempre es más cómodo. Yo pienso desde siempre que todos tenemos un compromiso con el tiempo que nos toca vivir, un compromiso con las generaciones anteriores a nosotros y su esfuerzo por dejarnos un mundo mejor, y con las generaciones futuras en el sentido de seguir mejorando el mundo.
Hoy en el mundo se produce comida para alimentar a todas las personas de sobra y sin embargo cada día mueren miles de personas de hambre. Hoy la gran mayoría de las enfermedades que hace un siglo mataban de forma masiva o están erradicadas o son prevenibles o perfectamente curables y sin embargo miles de personas, sobre todo niños, mueren por diarreas, sarampión o malaria.
Con esto quiero señalar que hoy el mundo podría ser muy bueno y sin embargo la desigualdad mata y lo hace por desidia y falta de voluntad política. Por eso el compromiso que decía antes, para mi consiste en hacer lo posible para que este mundo sea justo, acabar con la desigualdad y asegurar que el crecimiento económico insostenible no termine por destruirlo.
¿Eres optimista ante el futuro que nos espera?
Si no lo fuera no estaría aquí. Estoy convencido que es posible, que podemos conseguirlo a pesar de los evidentes peligros en forma de guerras en busca de recursos (petróleo, gas, agua, tierra, minerales…), a pesar del cambio climático que tenemos la obligación urgente de detener, a pesar de la falta de democracia, a pesar del riesgo de recaer en populismos y fundamentalismos de cualquier tipo religioso o político. A pesar de todo ello sigo creyendo que es posible
¿Un deseo para los próximos años?
Seguir siendo optimista me parece un buen deseo. Que la gente, el 99%, se empiece a movilizar en defensa de sus derechos, porque ese es el camino para que podamos decir que empezamos a ver algún signo de que el mundo va cambiando.
Federación de Asociaciones de Medicus Mundi España