Un recurso tan básico y vital como es el agua no puede convertirse en sinónimo de enfermedad y muerte. Y más cuando el lavado (y enjabonado) de manos con agua es uno de los principales actos preventivos frente al coronavirus y otros patógenos. Ante esta necesidad se encuentra Riberalta (Bolivia). Este municipio amazónico, de cerca de 100.000 habitantes, está situado en el Departamento de Beni y es la segunda región del país con más contagios y muertes por la pandemia de COVID-19.
Al igual que sucedió en otros lugares, la crisis sanitaria mundial puso de relieve la fragilidad del sistema público, incapaz de dar respuesta al nuevo virus y afrontar otros problemas sanitarios “históricos”, como los altos índices de mortalidad que causan los cientos de casos de diarrea, afectando principalmente a la población infantil, debido a la falta de control sanitario de alimentos en el municipio.
Para hacer frente a ambos problemas, Medicus Mundi, que cuenta con uno de sus centros de actuación en dicho Departamento, ha puesto en marcha diversas acciones, a través del proyecto ‘Fortalecimiento del sistema de salud del municipio de Riberalta para mejorar el control de alimentos, buenas prácticas alimenticias y una respuesta adecuada a emergencias sanitarias (COVID-19)’.
Con una duración de tres años, la iniciativa, que cuenta con el apoyo de la cooperación internacional de la Generalitat Valenciana, arrancó en enero de 2021 y finalizará en diciembre de 2023, con el objetivo de beneficiar a 36.000 habitantes. Para ello, Medicus Mundi trabaja con la Coordinación de Red de Salud 07 Riberalta, entidad municipal encargada de ejecutar el proyecto, que se caracteriza por un fuerte componente de asistencia técnica y transferencia de conocimiento.
María Angélica Toro es la coordinadora de los proyectos de Medicus Mundi Mediterrània en Riberalta.
“Somos un músculo del sistema público que apoya, asesora y da acompañamiento para fortalecer y mejorar el control de alimentos, buenas prácticas alimenticias y una respuesta adecuada a la emergencia sanitaria por COVID”
María Angélica Toro es la coordinadora de los proyectos de Medicus Mundi Mediterrània en Riberalta.
“Somos un músculo del sistema público que apoya, asesora y da acompañamiento para fortalecer y mejorar el control de alimentos, buenas prácticas alimenticias y una respuesta adecuada a la emergencia sanitaria por COVID”
De este modo, la tarea de la organización viene a “fortalecer el sistema municipal de salud que controla el tema de alimentos y las buenas prácticas de los manipuladores de alimentos, ya sea en mercados, restaurantes o la misma población que manipula alimentos, así como el tema del agua”, agrega recordando el trabajo previo hecho en el sistema de salud y salud familiar.
“Una de las enfermedades recurrentes y prevenibles es la diarrea, muchas veces vinculada a temas de higiene”, dice. Mientras el 20% de la población tiene acceso a un sistema de agua de red de agua potable, el resto se abastece de agua subterránea mediante pozos que, al no tener el tratamiento adecuado, es una fuente de bacterias y parásitos.
Limpieza y desinfección de mercados.
A ello se le une el hecho de que una gran parte de la población carezca de servicios básicos como letrinas. “En periodos de lluvias, las aguas subterráneas se pueden contaminar porque se saturan los fecales”, dice alertando del riesgo que supone para la población el consumo de agua contaminada.
“Desde el punto de vista de salud ambiental, se recomienda que los pozos tengan una cierta distancia con las letrinas para que no haya contaminación del agua”, apunta. Por este motivo, el personal sanitario debe valorar y tener en cuenta el entorno familiar sanitario de los niños con diarrea que acuden al consultorio, de manera que el caso no se trate como un hecho aislado de la salud del propio niño en particular.
Laboratorios especializados
El proyecto incluye un control del estado nutricional de la población, en general, y en los niños y las mujeres embarazadas, en particular, en los que se concentran esfuerzos de atención, promoción y prevención en nutrición integral. Para llevar a cabo dicho control se plantea la creación de dos laboratorios especializados, uno para el análisis de alimentos y otro de análisis clínico para manipuladores de alimentos.
En marcha desde el pasado mes de febrero, este último ha llevado a cabo más de 5.000 tests hasta el pasado más de agosto y beneficia principalmente a la población que trabaja con el açaí, la llamada castaña de Brasil, que en Bolivia se denomina almendra. Se trata de una de las principales actividades económicas del municipio que emplea a 15.000 personas, entre ellas familias enteras que migran de la ciudad al campo durante unos meses al año. “Para obtener su carnet de sanitario de manipulador de alimentos, cada persona debe hacer el análisis clínico y una revisión médica cada seis meses. Antes se lo tenían que hacer en entidades privadas, ahora pagan unos cinco euros por carnet sanitario, ese servicio incluye la consulta médica y el estudio del laboratorio”, aclara Toro.
Formación manipuladoras de alimentos.
Además de beneficiar a los recolectores, la iniciativa beneficia a los trabajadores de las empresas que exportan este producto, ya que también tienen que llevar a cabo estos análisis, así como a los manipuladores de alimentos de los mercados municipales. “Hay gente que atiende sin ningún tipo de regulación”, lamenta Toro. “Estamos trabajando con los manipuladores de alimentos de los mercados municipales organizando talleres de buenas prácticas de manipulación de alimentos, de lo que son las enfermedades vinculadas con los alimentos”, añade.
“El laboratorio ya está funcionando, tiene el equipamiento y personal y se pueden hacer estudios clínicos del agua, tipos de sangre, tests de diabetes y glucosa”, recalca la coordinadora de Medicus Mundi en Bolivia detallando las ventajas que supone la nueva infraestructura. Además de llevar a cabo controles de diabetes y donación de sangre, “vamos a conseguir reducir las enfermedades de transmisión por alimentos y parasitosis”, asegura.
Para lograr este objetivo es necesario la entrada en funcionamiento de otro laboratorio. “En cada servicio departamental de salud hay un laboratorio de análisis de agua”, explica Toro. “Nuestro laboratorio queda a dos días de distancia de Riberalta y se planteó la necesidad de que Riberalta, con una población mayor de 100.000 habitantes, cuente con un laboratorio para el análisis del agua para el consumo humano”, agrega.
Evitando que un recurso vital se convierta en mortal
Previsto que entre en funcionamiento el próximo año, dicho laboratorio va a llevar a cabo tanto análisis farmacológicos de alimentos y bebidas como el análisis de agua para el consumo humano. Se trata del primer laboratorio de este tipo en la ciudad, ya que normalmente se ubican en capitales de departamento, con el que se pueden verificar los parámetros que determinan que el agua sea apta para consumo y del que también se beneficiaría la población vecina. Así, además de los parámetros de control mínimos como el Ph y la claridad, establecidos por las normativas nacionales, se pueden analizar los “parámetros de control básico vinculados al sabor, olor, calcio y magnesio y otros controles que dan detalles de la temperatura, salubridad y suciedad en el agua”, detalla.
Toro avanza otra de las utilidades de análisis de dicho laboratorio: “En Perú, Bolivia y Colombia, se hicieron análisis de cómo afecta el mercurio en comunidades de la Amazonía y se determinó que la población indígena tenía un alto componente de mercurio en la sangre que no es apto para el ser humano”, advierte, recalcando el hecho de que dichas poblaciones no se dedican a la minería. “Haremos un análisis en los ríos que pasan por aquí para ver cómo está el nivel de mercurio y qué tan contaminadas están las aguas de Riberalta”, anuncia.
Además del análisis de las aguas subterráneas y del río, las empresas embotelladoras, así como la red municipal de agua potable, los restaurantes y mercados que usan agua para la preparación de alimentos y los municipios cercanos se podrán beneficiar de este servicio.
Reunión con organizaciones sociales para crear alianzas estratégicas y fortalecer el sistema municipal de control e inocuidad alimentaria del municipi de Riberalta, en el marco del proyecto de cooperación financiado por la Generalitat Valenciana
Aunque la acción de los laboratorios es indispensable para reducir a medio y largo plazo las enfermedades asociadas a la manipulación de los alimentos, el proyecto se complementa con otras medidas a nivel comunitario como talleres de concienciación y sensibilización de la población sobre la importancia de tratar el agua y una alimentación saludable a través de huertos familiares que proporcionan verduras y hortalizas en dietas ahora mismo altamente basadas en carbohidratos.
Finalmente, a nivel institucional, el proyecto también hace hincapié en el fortalecimiento del control de las condiciones de inocuidad en los mercados municipales, es decir, el cumplimiento de normativas sobre la manipulación de alimentos y el contrabando. “Estamos a una hora de la frontera con Brasil y tenemos un problema, porque llega producto de dudosa procedencia o en condiciones sanitarias no adecuadas”, explica la coordinadora de Medicus Mundi apuntando la gran cantidad de pollo que llega rompiendo la cadena de frío y que se comercializa más barato en el país.
Clara Carbó
La Pera – Comunicació Cooperativa