El Coordinador de Relaciones Internacionales escribe desde Sarajevo, ciudad en la que medicusmundi colabora desde hace dos años con la Fundación para la Democracia Local en mantener operativo el único refugio para mujeres víctimas de violencia de la ciudad. Se da la licencia, con su permiso, de dejarse ir en la historia que le une a esta ciudad desde hace más de veinte años.
CUADERNOS GLOBALES VI
Sarajevo, 16 de septiembre de 2019
“Kad brat bratu okrene brata
i kad brat izda brata
kad brat ubije brata”
“Cuando el hermano da la espalda al hermano
y cuando un hermano traiciona a su hermano
cuando un hermano mata a su hermano”
Ko Kain i Abel – Zoster
En una de esas últimas noches de verano subiendo por Ulica Čekaluša, en el corazón del barrio Austro-Húngaro, me he percatado que estos dos últimos días he caminado por las calles de Sarajevo buscando historias que contar. Cuando he caído en la cuenta, he sentido un poco de vergüenza. En primer lugar, porque si hay una ciudad en este viejo continente que rezuma historia es esta. En segundo lugar, y sin que suene prepotente, porque en esta ciudad mis amigos y amigas son historia.
Me rondaban por la cabeza las palabras, las frases, los recuerdos, pero no encontraba el hilo conductor de este sexto cuaderno. En todos los anteriores he puesto toda mi pasión. En este, yo mismo, como tantas veces, me estaba empeñando sin sentido en presionarme y condensar en un par de páginas todo lo que se cuece en mi mente. No en vano, como dice el tango de Gardel “siempre se vuelve al primer amor…”. Y así me sentía yo, en las estrechas calles de Višnjik, sintiendo los miles de kilómetros de las últimas semanas en cada uno de mis huesos y recordando cuando puse el pie en esta ciudad, la primera vez.
“Historia es el hilo conductor de este cuaderno”, el sexto global, el tercero balcánico, me dije, “Historias que se olvidan, historias que no se cuentan, historias que parecen de otra época y no tienen ni la edad de una vida humana, historias que tenemos que poner en valor”. He andado por estas tierras por más de veinte años y siempre tengo la sensación que estamos perdiendo una importante oportunidad de aprender, en tantos y tan diferentes sentidos…Bosnia es una tierna profesora con ganas de hablar, nosotros (especialmente los europeos) somos los/las estudiantes deseando que suene la sirena del patio para evadirnos de las lecciones.
Universidad de Sarajevo
Počitelj es una pequeña localidad de la Hercegovina, a la vera del río Neretva. Su fundación data del siglo XIV. Fue bastión otomano durante muchos siglos. En la última guerra, los croatas y los musulmanes lucharon por su poder, todavía muestra algunas heridas evidentes. En cualquier caso, su belleza es indescriptible: viñedos la rodean, el verde esmeralda del Neretva le ronda, mezquitas y fortalezas pugnan por erigirse como las construcciones más cercanas al impresionante cielo azul del mediterráneo bosnio.
Počitelj – Hercegovina
En una terraza a la sombra de llorones andaba hace un par de días. Me senté a refrescarme y refugiarme de los treinta y dos grados que azotaban. Dos parejas hablaban español cerca de mí. Eran de Valencia, venían de turismo desde Montenegro. Intercambiamos impresiones, y me explicaron que en un par de días estarían en Sarajevo. ¿Sarajevo fue muy castigada por la guerra? Me preguntó uno de ellos. Me quedé paralizado. En ese momento fui consciente del gran vacío de historia y de información que sufrimos. Me pregunté ¿qué estudia mi hija en la escuela? ¿Cómo es posible que el cerco a una ciudad más largo de la humanidad, historia contemporánea, ya haya caído en el olvido?
Nunca fui muy fan del turismo de guerra. Cuando empecé a trabajar en 1998 era normal ver la destrucción, vivías en ella. Visitabas a amigos que tenían pisos divididos, una parte a la que no se entraba porque estaba quemada, con un obús incrustado en la pared; atendías a población que literalmente mataba por unas gafas; jóvenes y adolescentes desdentados, sin dinero para poder reconstruir sus dañadas dentaduras por años de mala alimentación, desnutrición, falta de atención médica y miles de cigarrillos en la oscuridad esperando que amaneciera un día más… La ciudad sacó su garra, otra vez, y en tan sólo ocho o diez años sus heridas, la gran mayoría, estaban sanadas. A lo largo de veinte años he visto la transformación y cómo los turistas se han ido acercando a esta “Jerusalén del Este”. Sarajevo se merece esto y más. Pero me pregunto, ¿cómo avanzar sin dejar en el olvido la historia reciente? ¿Quién tiene que contar esta historia?
Barcelona tiene diez distritos. Una vez finalizó la guerra de los Balcanes, de forma simbólica, Sarajevo pasó a denominarse el distrito once. Para gestionar las decenas de proyectos, se creó la Embajada para la Democracia Local (ADL), que posteriormente pasó a ser una organización Bosnia local denominada Fundación para la Democracia Local (FDL). Parte del núcleo duro de su equipo se ha mantenido al pie del cañón por más de veintitrés años.
Jasmina Mujezinović – Directora de la Fundación para la Democracia Local
La ilusión por hacer justicia con las miles de mujeres que sufren violencia en un país de posguerra es poderosa.
Jasmina Mujezinović lidera la Fundación, ahora especializada en dar respuesta a las miles de mujeres que sufren violencia de género. Mano a mano, mantenemos operativo, entre otras cosas, el único refugio para mujeres que sufren violencia. Conseguir un proyecto en Sarajevo es cada vez más complejo y tras dos décadas luchando, Jasmina me decía que ya está pensando en la jubilación. No me imagino Sarajevo sin Jasmina gestionando proyectos. Ella es historia de esta ciudad. Sí, el mercado y el capitalismo de post guerra han generado negocios (y mucha desigualdad), pero hay miles de personas que han salido de la guerra, de la postguerra y todavía necesitan del apoyo social tan escaso en un país dividido y excluido de Europa. Las organizaciones no gubernamentales tienen su rol. Siendo consciente de las diferencias que existen en relación a otras crisis, por ejemplo ahora la que vivimos de refugiados, me pregunto si la hermandad entre Barcelona y Sarajevo no es un modelo para mostrar a los cuatro vientos y ayudar a romper el inmovilismo al que parece que nos condenan. ¿Quién tiene que contar esta historia?
Tenía un paseo pendiente desde hace años. Visitar el Antiguo Cementerio Judío de Sarajevo. Se le considera el segundo más importante del mundo, después del de Praga. La historia, nuestra historia, emana de las bellas tumbas de piedra que minan la colina. Centenares de tumbas tienen sus inscripciones escritas en castellano antiguo, apellidos como “Pinto”, “Alcalá” y otros dan nombre a los huesos que yacen enterrados. Judíos sefardíes expulsados de España por los Reyes Católicos llegaron a esta ciudad, que como siempre, esperaba a los visitantes con los brazos abiertos. Más de quinientos años de historia unen estás dos penínsulas, la Balcánica y la Ibérica. Hitler y sus aliados croatas, más de cuatrocientos años después, se encargaron de hacer desaparecer casi al 100% de la población judía de Sarajevo, la gran mayoría profesionales cualificados (doctores, arquitectos, etc.). Muchas tumbas datan de la Segunda Gran Guerra. Posteriormente, el cementerio fue línea de fuego entre las tropas serbo Bosnias y la Armija que defendía la ciudad. Ahora quedan pocos judíos, aunque mantienen vivo el centro “La Benevolencia” y todavía algunos hablan algo de español. Me senté ahí en compañía de mi amigo Jasmin, con el que comparto una amistad de más de veinte años. La ciudad a nuestros pies. Jasmin estuvo refugiado en España durante más de cinco años, huyendo de la guerra con su hermana y sus abuelos. Su abuelo murió en un campo de refugiados de Macedonia antes de poder llegar a España. Sus padres se quedaron encerrados en Sarajevo tras poner a salvo a sus hijos. Toda la guerra, todo el cerco. Leíamos las inscripciones en las tumbas, algunas de ellas bellísimas y extrañamente atemporales:
“Bajo esta lápida yace Asta, la hija de Bogèin Zlusić, y no quiero estar aquí. Me gustaría pasear contigo de noche por el prado y te daría ese beso que no te di cuando me lo pediste. Aunque se caiga el Cielo. No me sentiría arrepentida…ni avergonzada. […] sólo ahora sé que el alma padece el tormento de los deseos insatisfechos. 1422, cuando otros eran felices pero yo morí.”
La historia de medicusmundi también empieza a fundirse en este magma de siglos. Una historia de lucha por defender lo más nuestro que podemos tener, nuestra vida, nuestra salud. Lecciones y errores de otros continentes irán impregnando a nuestras amigas de la Fundación y viceversa, nuestros proyectos, nuestros deseos. La ilusión por hacer justicia con las miles de mujeres que sufren violencia en un país de posguerra es poderosa. Sarajevo ya tiene un nuevo aliado y viene de la mano de una amiga que siempre estuvo a su lado, Barcelona. La que fue “La Ciudad Inocente”, el Sarajevo ya curtido, necesita luchadoras y luchadores, pero sobre todo, en estos tiempos en que todo se acelera y estamos cada vez más insatisfechos por lo que ha de venir, necesita testimonios que no la hagan caer en el olvido.
Ivan Zahínos Ruiz
Coordinador de Relaciones Internacionales
medicusmundi mediterrània