La precaria situación sanitaria de Mozambique se ha agravado con el conflicto que vive el país africano desde 2017. Cabo Delgado, la provincia más septentrional del país, sufre ataques que han obligado a cerca de un millón de personas de personas a escapar de la violencia y abandonar sus casas. Esta situación ha empeorado en los últimos años y, actualmente, según la Organización Internacional de Migración, la cifra roza el millón de personas desplazadas.
“Mozambique ocupa el puesto180 en el índice de desarrollo del PNUD, ya era deficitario en la atención de salud”, lamenta Daniel Rodríguez, Coordinador del Equipo Técnico de Medicus Mundi Mediterrània en Cabo Delgado. La nueva situación agrava la situación del sistema de salud, que está colapsado por falta de recursos humanos y logísticos.
Daniel Rodríguez
La organización, referente en salud en esta provincia desde hace tres décadas, se ha dedicado en los últimos años a combatir la desnutrición infantil, ya que cerca de la mitad de esta población la sufre, afectando a su desarrollo cognitivo, con diversas actuaciones, algunas de ellas todavía en vigor. “Este proyecto había empezado en 2019 y terminará en junio de 2023 y tenemos otra línea de acción con población minera”, explica. Se trata de un colectivo vulnerable ya que las personas que se dedican a esta actividad tienen miedo de ir a los centros de salud al ejercerla ilegalmente. “Hay población minera artesanal porque hay muchos recursos naturales: oro y piedras preciosas, pero es una población muy marginada porque es una actividad que no está reconocida”, explica Rodríguez. Para ejercerla de manera legal hay que formar parte de un grupo que respete un mínimo de reglas y por ello se han creado pequeñas asociaciones.
Campañas de nutrición en las comunidades rurales.
A estos problemas, se le unen los que arrastra la población desplazada por el conflicto, que satura el frágil sistema sanitario del país, que tampoco está preparado para atender las necesidades de estos pacientes. “Muchísimas familias no tienen casas ni medios de vida: no tienen ni terreno para cultivar ni mar para pescar. Tienen necesidades de alimentación, abrigo, cobijo y salud”, dice el Coordinador de la organización no gubernamental. “No hay material para dar atención a esta población que está concentrándose en el sur, se están hacinando, viven entre 12 y15 personas en una casa”, agrega recordando que “el gobierno empezó a crear centros de reasentamientos, las llamadas ‘aldeias novas’: espacios abiertos para que instalen su casa de forma temporal o definitiva”.
Capacitación en materia de salud mental y apoyo psicosocial para activistas de centros de reasentamiento de población desplazada, en Ancuabe.
No obstante, ante este panorama, la organización ha reunido toda su experiencia y conocimiento adquirido en estos años para adaptarse a la nueva realidad de la población desplazada que huye de las áreas controladas por los insurgentes. Por este motivo, a raíz de un diagnóstico que, realizado en julio de 2021, Medicus Mundi ha abierto una nueva línea de actuación, en el contexto de ayuda humanitaria, para dar respuesta, en el contexto de emergencia, a una cuestión que ha sido débilmente atendida por las otras organizaciones existentes en la zona, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), Unicef, Save the Children y la Organización Internacional de la Migración (OIM).
Fortaleciendo el sistema de salud
Así surge el proyecto “Atención sanitaria de emergencia para la población desplazada por el conflicto armado en Cabo Delgado”, que se focaliza en un centro de salud de cada uno de los distritos Ancuabe, Montepuez, Namuno, y una intervención de salud a nivel comunitaria en cinco centros de reasentamiento de Nquiriquele (Namuno), Nankumi y Nanona (Ancuabe), y Luzaka-Mirate y Mararange (Montepuez).
La mayoría de la población que habita en estos distritos son personas de etnia y lengua Macua que se dedican a la agricultura de subsistencia, aunque se calcula que entre un 10% y un 20% trabajan en la actividad minera.
Encuentro con activistas y agentes comunitarios de salud del distrito de Namuno para identificar las necesidades de salud de su distrito.
El proyecto, cuyas primeras actividades comenzarán en febrero, sigue dos líneas de actuación: la primera con el propio sistema sanitario local (centros de salud), que requiere que Medicus Mundi se coordine con el gobierno mozambiqueño, y la segunda con salud comunitaria y servicios especializados prestados en las aldeas y centros de reasentamiento, que contará con la participación de los líderes comunitarios de los distritos beneficiados. Para ambas líneas se han planificado diversas acciones.
En el primer caso, el objetivo es que los centros de salud de Metoro, Mirate y Nanrapa, beneficiarios de esta actuación, se conviertan en centros de salud de referencia resilientes con los recursos necesarios para poder prestar atención de emergencia las 24 horas.
En Ancuabe, que según los datos de noviembre de la OIM acoge a 59.480 personas desplazadas, el centro de salud que participa en el proyecto, el de Metoro, es visitado por pacientes de diversas aldeas y centros de reasentamiento fuera de su radio de cobertura. Este hecho provoca que aumente la demanda de servicios y se colapse la capacidad del centro para ofrecer una atención adecuada.
Encuentro con el Director Distrital de Salud y el Médico Jefe de Namuno para identificar y priorizar las áreas de apoyo en salud del distrito.
En Montepuez, el segundo distrito que más población desplazada acoge con 79.428 personas según datos de noviembre de la OIM, el centro de salud beneficiario del proyecto, el de Mirate, cuenta con ciertas particularidades. Se trata de un centro alejado de la sede del distrito, con escasa presencia de actores humanitarios y con varios centros de reasentamiento en sus alrededores que, de momento, no están recibiendo prácticamente ninguna atención sanitaria.
Esta situación es similar a la que sucede en el centro de salud de Nanrapa, en el distrito de Namuno. Es el que menos desplazados acoge, apenas 3.933 según cifras de noviembre de la OIM, siendo los más alejados y en consecuencia los más olvidados, ya que reciben menos apoyo de los actores humanitarios y de las autoridades sanitarias.
Reunión de coordinación con la Administradora del distrito de Namuno.
A pesar de las diferencias de cada uno de los distritos, durante las visitas que se realizaron a estos centros de salud, se detectaron similitudes en los daños en las infraestructuras, así como la inexistencia de sistemas de energía y agua, servicios esenciales para poder garantizar una atención básica.
Cubriendo necesidades
Por este motivo, una de las primeras acciones a llevar cabo será la mejora de las infraestructuras, con la rehabilitación de paneles solares y la solución de los problemas de agua y las condiciones de higiene, a la vez que se entregará material médico y quirúrgico ya que “el Estado no tiene capacidad de atender a la población”, recalca Rodríguez. Igualmente, se instalarán carpas de saneamiento ya que “con el COVID hubo colapso y con la época de lluvia aumentan los casos de cólera que necesitan ser aislados para evitar epidemias”, recuerda.
Entrega de material médico-cirurgico en el Centro de Salud de Metoro durante la implementación
del proyecto piloto de mejora de la atención socio-sanitaria a población desplazada.
Paralelamente se aumentará el personal sanitario, con la contratación de dos profesionales por centro de salud, que recibirán formación en atención psicosocial por parte de Medicus Mundi. La idea es que, después de esta fase inicial, este personal se integre en el personal de salud gestionado directamente por el gobierno de Mozambique.
Asimismo, para romper con las dificultades de acceso a la salud de la población que habita en lugares remotos, se comprarán medios de transporte (ambulancias y moto-ambulancias) además de bicicletas para los agentes comunitarios de salud, con el fin de facilitar el transporte de pacientes y mejorar el sistema de referencia de casos entre los centros de salud y el hospital más próximo.
Visita al centro de salud de Meloco, donde se prevé construir una nueva sala de maternidad para mejorar
la atención debido al elevado número de partos que el centro de salud atiende cada año.
Otras acciones previstas son la mejora de registro de datos informáticos, la coordinación con otros actores de la zona para evitar solapamientos en las actuaciones, la realización de campañas de vacunación, la formación de activistas comunitarios sobre buenas prácticas de higiene para el apoyo en salud con visitas a domicilio, así como la entrega de kits de dignidad femenina, garantizando así el mínimo de higiene de las niñas y jóvenes durante la menstruación y evitando que tengan que ausentarse de la escuela durante esos días.
Clara Carbó
La Pera – Comunicació Cooperativa