Según Naciones Unidas, la violencia de género, en sus diversas y múltiples formas, constituyen la más extensa y grave violación de los derechos humanos (Naciones Unidas, 2000). Es una de las manifestaciones más claras de la desigualdad, subordinación y de las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres. Sus víctimas son mujeres de cualquier nivel educativo, cultural, económico y de diversos extractos sociales. Pero no solo la mujer es víctima de esta violencia, existen además un elevado número de menores – hijos e hijas de estas mujeres – que también sufren sus consecuencias, ya sea de forma directa o indirecta.
En’Ecuador, este tipo de violencia supone uno de los principales problemas que afectan a las mujeres. Más del 70% ha sido víctima de algún tipo de violencia en el país y, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), más del 81% de mujeres no lo ha denunciado.

Con este panorama, desde medicusmundi mediterrània queremos mejorar la cobertura y calidad de los servicios de atención a las mujeres que son víctimas de violencia de género en Ecuador y para ello, trabajamos desde el año 2014 con la Fundación Casa Matilde, pionera en la lucha contra la violencia de género en el país.
La Fundación gestiona desde 1990 la casa de refugio Matilde, la primera casa de acogida que se abrió en Ecuador, que atiende a mujeres víctimas de violencia de género y a sus hijos e hijas. Este es un espacio fundamental de atención, pues permite que las mujeres víctimas de violencia puedan contar con espacios físicos adecuados y seguros, y hacer un corte a la situación de violencia que sufren, acompañadas con procesos de sostenimiento emocional, empoderamiento y de autonomía económica.
Para fortalecer esta labor, y enmarcada en el proyecto que medicusmundi mediterrània y la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo vienen implementando desde el año 2018 con Casa Matilde, se ha llevado a cabo una formación en prácticas restaurativas al personal de la institución. Esta formación se ha dirigido al equipo que conforma Casa Matilde para que cuenten con habilidades y destrezas que les permitan implementar círculos restaurativos en los procesos de elaboración de planes de vida y círculos sanadores dirigidos a la contención emocional con el grupo de mujeres atendidas.
¿Pero qué son las prácticas restaurativas?
Las prácticas restaurativas tienen su origen en la justicia restaurativa, una forma de ver la justicia penal que pone su énfasis en la reparación del daño y la restauración de las relaciones humanas. Estas prácticas pueden desarrollarse en diversos ámbitos – laboral, comunitario, penitenciario, familiar o educativo – y con distintos grupos de edad –menores, jóvenes y adultos – siempre buscando mejorar la convivencia y reforzar los vínculos afectivos entre las personas que han sido afectadas por una situación de violencia o conflicto. Son aplicables a cualquier grupo de personas que quieran mejorar sus relaciones interpersonales, gestionar de forma dialogada y participativa sus conflictos, crear un clima favorable, reforzar valores fundamentales para una buena convivencia o para expresar emociones y sentimientos.
Estas prácticas conforman un abanico de propuestas que van desde la escucha activa, la comunicación no violenta, las expresiones afectivas, las conversaciones restaurativas, los círculos restaurativos, siendo estos últimos unas de sus herramientas más representativas. Por su misma estructura, los círculos implican comunidad, conexión, inclusión, protección, justicia, igualdad e integridad. Estos espacios son reuniones donde las personas participantes se disponen formando un círculo para compartir experiencias, necesidades, expectativas y emociones y, en caso necesario, entre todos y todas gestionar la resolución consensuada de un conflicto o de una situación de estrés o tensión. Podemos encontrar diversos tipos de círculos, siendo los círculos restaurativos, círculos de diálogo y círculos sanadores los más usuales.

Jenny López y Jennifer Barrera
Los círculos sanadores tienen el objetivo de apoyar a un grupo de personas que han pasado por una experiencia dolorosa, en este caso, mujeres que han sido víctimas de violencia de género. Lo que se pretende es que la víctima sepa que cuenta con el apoyo de la comunidad en general y de algunas personas que podrán ser sus referentes. Es decir, que sea consciente de que hay gente que se preocupa por ella y que puede ayudarla. Pero también, estos círculos sirven para el desahogo emocional de las víctimas, para que en un espacio seguro puedan contar sus vivencias, exponer su dolor y sentirse escuchadas, y a partir de ese inicio reconstruir un proyecto de vida alejadas de la violencia.
“las participantes de Casa Matilde al finalizar la formación reconocieron que las practicas restaurativas son herramientas valiosas que permiten interiorizar los afectos y expresarlos, aprender a conectar, reconocer la emoción, sentir empatía, rescata los sentimientos que nos ha quitado el modelo patriarcal. (experiencia de los participantes)”.
Manel Ortega
Coordinador Proyecto Ecuador
medicusmundi mediterrània
QUE GUSTO SABER DE ESTA GRAN Y APRENDER DE USTEDES REALMENTE EN MI VIDA A SIDO MUY SIGNIFICATIVO Y SOY SEGUIDORES DE USTEDES QUIERO APRENDER MAS DE SUS TÉCNICAS UN ABRAZO A TODOS .