Entrevista con Amaia Remírez
Kanaki Films
Entrevista con Amaia Remírez
Kanaki Films
Josina Machel tardó más de cinco años en conseguir que los tribunales reconocieran que la brutal agresión que sufrió a manos de su expareja y que provocó que perdiera un ojo fue violencia machista. Hija del expresidente mozambiqueño Samora Machel, se ha convertido en un símbolo de la lucha feminista en el país. Una lucha que atraviesa a mujeres de todas las clases en Mozambique y en todo el mundo: una reflexión recogida en el documental WOMAN para promover la visibilización y sensibilización global.
En 2020 salió a la luz el documental WOMAN. Una producción de Medicus Mundi y Kanaki Films que arroja luz sobre la violencia machista contra las mujeres de Mozambique. No es la primera producción que hacéis en este país africano.
¡No, no es la primera! Precisamente diez años antes, Raúl de la Fuente y yo habíamos hecho allí mismo nuestro primer documental juntos: Virgen negra. Un trabajo que habla sobre la sexualidad y la salud reproductiva de las mujeres mozambiqueñas. Poder hacer WOMAN, diez años después, nos pareció una oportunidad súper interesante para conocer la evolución del discurso feminista allí.
¿Y cuál es la evolución?
La misma que aquí. El discurso avanza, cada vez somos más conscientes de la legitimidad de nuestras reivindicaciones, cada vez estamos más empoderadas. El problema, aquí y allí es que nuestra conciencia crece muy rápido, pero la sociedad no avanza a nuestro ritmo.
¿A qué te refieres?
Creo que las mujeres de hoy en día estamos viviendo una evolución del discurso feminista muy rápida, y esto nos obliga a convivir con muchas, muchísimas contradicciones, que se producen a nuestro alrededor. Estamos “condenadas” a convivir con injusticias pese a estar muy convencidas de la necesidad de cambiar las cosas. Esto nos va a costar años, incluso generaciones, pero no podemos desfallecer.
¿La percepción es la misma, aquí que allí?
Sí, por supuesto. El discurso no está cambiando solo para las que estamos aquí todo el día leyendo artículos y escuchando podcasts feministas. Está cambiando en todo el mundo.
Creo que una de las grandes virtudes del documental WOMAN es que intenta echar abajo la percepción de frontera que tenemos respecto a la lucha feminista. El machismo es un mal sistémico que nos afecta a todas, estemos donde estemos. A las mozambiqueñas, la violencia les duele en el mismo sitio que a nosotras.
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El documental refleja esta misma reflexión, pero en cuanto a las clases sociales, ¿verdad?
Totalmente. Algo que queda muy claro con el testimonio de Josina Machel es que la violencia no entiende de clase ni de dinero. Lo sufrimos todas nos encontremos en la situación económica y social que sea. Esta reflexión estaba muy presente en las reuniones de pre producción que hicimos con Medicus Mundi: la violencia nos atraviesa a todas, no entiende de estratos sociales.
¿Cómo surge la idea de abordar la violencia a través de testimonios tan distintos?
En el documental aparecen, entre otras, Josina Machel, hija del ex presidente de Mozambique Samora Machel, la rapera Dama Do Bling y la abogada y rapera Ivete Mafundza.
Nos negábamos a hacer un documental sobre víctimas y sobre lo mal que lo pasan. Queríamos sacar a la luz la visión de las mozambiqueñas y sobretodo como se ven a ellas mismas. Leyendo un artículo de Pikara Magazine conocí a Ivete, y ello me llevó a reflexionar sobre las mujeres que unen el arte y la reivindicación hasta el punto de promover cambios legislativos. ¡Y de alcanzarlos, claro!
Dama Do Bling
Ivete Mafundza
En WOMAN conocemos el caso de Josina Machel, que sí lleva su caso a los tribunales y logra el reconocimiento y reparación de su agresión (aunque más tarde un tribunal de apelación anuló la condena contra su agresor)
Y es un paso que todas las compañeras valoraron muchísimo. El camino que pudo abrir Josina era muy necesario para avanzar en la lucha feminista.
¿Y cómo fue el rodaje?
Hubo mucha sororidad entre todas las mujeres que participaron. Mucha.
Esto también refuerza la idea de que no hay fronteras, ni territoriales, ni económicas, ni sociales cuando hablamos de los derechos de las mujeres.
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Hoy en día vivimos rodeados de muchos inputs informativos. Muchos de ellos en formato audiovisual. Esto, ¿nos hace más sensibles o, por el contrario, nos anestesia?
Es verdad que lo audiovisual tiene hoy un peso inaudito; podríamos decir incluso que ha arrasado con la palabra escrita. Pero muchas veces se trata de píldoras, piezas pequeñas que buscan captar la atención con mensajes rapiditos. ¿Sabéis que sí que vemos el 85 por ciento de videos que nos saltan a la pantalla? El problema es que son piezas muy cortas y muy superficiales, no te provocan ninguna reflexión, no te mueven, no te enganchan, no puedes empatizar.
¿Y esto, hace que normalicemos imágenes o situaciones, como la violencia?
Es verdad que el flujo de información tan desmesurado que consumimos, a veces sin ser conscientes, puede impactar en nuestra capacidad de ser críticos. Pero por lo que respecta a la violencia, y concretamente a la que se ejerce contra las mujeres pienso que es algo que traemos de herencia. Es muy reciente para nosotras el haber abierto los ojos y señalar aquello que no es normal, pese a que nuestras madres o abuelas sí que lo hayan vivido como algo habitual, y no fuera de lo común.
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En WOMAN esto es muy evidente
Sí. Los documentales deben cumplir el papel de hacernos abrir los ojos. Son piezas lo suficientemente largas y trabajadas como para no quedarse en lo superficial. Y, fíjate, sin la necesidad de entrar en grandes disquisiciones ni en grandes contextualizaciones de los problemas. Un documental tiene que despertar el interés de la persona, tiene ese papel de hacernos abrir los ojos, ser más conscientes, hacer lecturas más profundas, y provocar, sobre todo provocar, que el público empatice y le importe lo que le estamos contando.
Empatizar es la clave
Empatizas porque te ves reflejado, a ti o a tu realidad más cercana. Tenemos que romper con esa brecha imaginaria que nos hace pensar que en otros continentes tienen otros problemas distintos de los nuestros. ¿Qué lo que pasa en África no tiene nada que ver con nosotras? Al contrario. Nos duele exactamente lo mismo, de verdad.
Alba Arnau
La Pera Comunicació Cooperativa